Introducción
El Parque se encuentra situado en el centro de la Llanura Manchega, en la provincia de Ciudad Real y a los pies de los Montes de Toledo. Es el último representante de un ecosistema denominado tablas fluviales, que se formaron por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia, favorecidos por la escasez de pendiente en el terreno. Con su declaración se dio un gran paso en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de la Mancha, asegurando así, la supervivencia de la avifauna que utiliza estas zonas como área de invernada, mancada y nidificación, creando una Zona Integral de aves acuáticas. Representa los ecosistemas ligados a las zonas húmedas continentales. Una gran variedad de aves acuáticas pueblan Las Tablas. Entre las más adaptadas al agua se encuentran el somormujo lavanco, el zampullín común y el zampullín cuellinegro. Garzas, garcillas, martinetes y todo tipo de anátidas ibéricas, se pueden observar dependiendo de la época en la que visitemos el parque. Entre la flora, las plantas acuáticas son el substrato básico de Las Tablas de Daimiel, y los únicos árboles presentes son los tarayes. Bajo la superficie de Las Tablas existe un armazón de piedra caliza. El Karst fisurado que se sitúa bajo La Mancha es el mayor de cuantos se conocen en nuestro país. A lo largo de los siglos, la filtración del agua de lluvia fue primero descomponiendo la caliza, para después empaparla y convertirla en una descomunal esponja mojada. Una vez llena, comenzó a soltar agua, originado el paraje más singular de la geografía manchega: Los Ojos del Guadiana. El río Guadiana, en su discurrir hacia Las Tablas, se filtraba poco a poco en las calizas hasta desaparecer completamente en Argamasilla de Alba, renaciendo a 50 km al oeste a partir de los llamados "Ojos del Guadiana". Con el transcurrir de los siglos, en el bajo Guadiana, se formaron grandes charcos, crecieron vegas y bosques de ribera. En sus márgenes se establecieron comunidades de pescadores y en las vegas colindantes, pequeñas norias regaban las huertas. Este es el origen de Las Tablas de Daimiel, resultado de la unión de las aguas del Gigüela y el Guadiana (15 km aguas abajo de su renacimiento en los Ojos), que dan lugar a un amplio desbordamiento, originando grandes encharcamientos y superficies de inundación debido a la escasez de desniveles en el terreno. Las Tablas de Daimiel están consideradas como Zona Húmeda de Importancia Internacional en la lista que, al amparo del Convenio de Ramsar, acoge cerca de 200 humedales de Europa y Norte de África. Están estratégicamente situadas en las rutas migradoras de miles de aves y desde hace muchos años han sido utilizadas como zona de reposo. Incluso muchas de estas aves escogen estas zona para pasar el invierno. Las Tablas de Daimiel sólo pueden comprenderse en el marco de la denominada "Zona Húmeda de La Mancha" formada por decenas de lagunas, muchas de ellas amenazadas de desaparición. Algunas son de naturaleza endorreica, en las que el agua, con un alto grado de salinidad, se acumula en las depresiones del terreno; otras se forman por la acumulación de agua en cráteres de antiguos volcanes y por último, Las Tablas de Daimiel, desbordamientos fluviales que se originan en la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana. Hasta hace pocos años, ambos cursos fluviales mezclaban sus aguas durante desbordamientos, creando un ecosistema muy peculiar. Por un lado, el río Gigüela, que procede de la serranía conquense, aportaba aguas salobres, mientras que el río Guadiana contribuía con el aporte de aguas dulces. La realidad es bien diferente. Como consecuencia de la sequía de años anteriores y de la sobreexplotación de las aguas subterráneas (acuífero 23) para el regadío, el único aporte de agua de origen superficial que entra en Las Tablas procede del río Gigüela que, gracias a las lluvias de estos años atrás, vuelve a entrar por superficie en el Parque. Además, en estos últimos tiempos está llegando a Las Tablas agua procedente del embalse de Peñarroya, vía río Gigüela. Mapas Rutas
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