Nombre Oficial
Estados Unidos de México
Capital
México Distrito Federal
Extensión
1.959.248 km2
Población
106,4 millones de hab. (2.004)
Idioma
Español y más de 50 lenguas indígenas
Moneda
Peso
Zonas Horarias
GMT-6; GMT-7 en Baja California Sur y varios Estados al noreste; GMT-8 en Baja California Norte
Voltaje
110 voltios CA, 60Hz.
Los enchufes tienen dos clavijas redondas.


Consideraciones previas importantes


Documentación:

Los ciudadanos de Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Argentina, Chile y casi todos los países europeos no requieren visado para entrar en México como turistas. Sin embargo, deben hacerse con una tarjeta de turista, disponible en las embajadas y en los puestos fronterizos. La tarjeta de turista que reciben los viajeros procedentes de Guatemala o Belice suele tener una validez de únicamente 15 días.

Código telefónico internacional: 52

Comentario personal


Y este fue nuestro viaje a un paraíso en nuestro mundo.

Un viaje que a todas recomendamos. Un viaje para descansar, tostarse al sol, disfrutar de la comida, disfrutar de la cultura, agotarse, refrescarse, bailar, y sobre todo, olvidarse de todas las preocupaciones que nos acompañan todos los días.





Plano general




Península del Yucatán


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Día 12 de julio. Málaga - Madrid - Cancún

Si algo se le puede sacar de malo a mi viaje a la Riviera Maya (Cancún-Mexico), son las 10 horas de vuelo para llegar y las consiguientes 10 horas para el regreso. Lo demás, auténticamente podría ser el paraíso en la realidad.

Borrando esas 10 horas, podríamos empezar a desarrollar esta experiencia desde el mismo momento en el que el piloto del avión dijo: "Faltan unos minutos para tomar tierra en el Aeropuerto de Cancún". Fue en ese instante cuando miramos (los cuatro que comenzamos esta aventura) por la ventanilla y pudimos observar un interminable manto verde (obviamente selva) por el cual se abría paso la pista de aterrizaje de nuestro avión.

Cogimos nuestras maletas, y nada más salir del avión se nos quitaron de la cabeza todas las ideas negativas que teníamos antes de embarcar. Pensábamos en tormentas tropicales, temíamos huracanes, y realmente lo que nos encontramos fue un golpe húmedo de calor tropical. Calor y sol tropicales que nos acompañaron durante los siete días de estancia en este paraíso terrenal.

Cuando entramos en la terminal, empezamos a darnos cuenta de que habíamos recorrido 8.000 kilómetros. Todo era distinto, más "rústico", por así decirlo. Era como retroceder unos cuantos años en el tiempo. Y fijándonos en las personas que deambulaban por el aeropuerto llegamos a la conclusión de que nos encontrábamos en Mexico. Sin duda, los "chamacos" son inconfundibles.

Nos esperaba fuera el autobus que nos llevaría al hotel. Iberostar Paraiso del Mar se llama el "pequeño" hotel. Durante el trayecto, de unos cuarenta y cinco minutos aproximadamente (que se convirtío en dos horas al tener que dejar a otros compañeros de viaje en distintos hoteles anteriores al nuestro), el guía de turno nos fue explicando la dinámica de los hoteles en donde nos íbamos a alojar, y algunos datos de interés de la zona. Solamente nos quedamos con algunos datos, ya que la selva a los dos lados de la carretera no nos dejaba prestar atención. Ni eso, ni los adelantamientos de los mexicanos y sus cambios de sentido.

Alguno de los hoteles donde dejaban a otros compañeros de viaje, dejaban bastante que desear. Y más cuando llegamos al que iba a ser nuestro "hogar" durante los próximos siete días. El autobus nos dejó en la recepción de nuestro hotel a la caida de la tarde (que allí acontece a eso de las 19:00 horas). Bueno, realmente nos dejó en la recepción del Hotel Paraiso Beach, ya que el complejo consta de dos hoteles, aunque comparten todos los servicios. Fuimos atendidos amablemente por los empleados, y nos trasladaron a nuestras habitaciones. Era de noche.

Las habitaciones son, vulgarmente hablando, "una pasada". Cama de dos por dos, pequeño saloncito, cuarto de baño con plato de ducha kilométrico, terraza amplia, y lo más importante, pulcritud extrema. Cada vez que entrábamos en las habitaciones después del largo día de aventura en Mexico, nuestras habitaciones parecían a estrenar.

Cansados por el viaje, decidimos cambiarnos y dar una pequeña vuelta por el complejo, con el fin de encontrar un sitio para cenar y retirarse para descansar. Ya completamente de noche, conseguimos llegar a la recepción del hotel Paraiso del Mar, donde nos atendieron perfectamente, y donde nos informaron de algo que tampoco ayuda mucho en este tipo de hoteles, las llamadas de teléfono al extranjero. Nosotros pretendíamos llamar a cobro revertido, cosa que en otros países no tiene ningún cargo para el que llama. En el hotel, solo por realizar la conexión con el servicio España Directo, te cobran 6 dólares, un pequeño robo. Poco después nos enteramos, e invitamos a los futuros viajeros a hacerlo, de que es posible realizar estas llamadas a cobro revertido sin coste alguno para el que llama desde cualquier cabina del exterior del complejo.

Otro punto más a favor del viaje, la comida. Cenamos poco, para no comenzar con problemas intestinales nuestro viaje, pero todo exquisito. Hay que tener en cuenta que los hoteles son españoles, y quitando alguna especialidad mexicana que se cuela en el buffet, lo demás posee el mismo gusto y sabor (incluso mejor) que la comida española.

Al día siguiente, fuimos invitados a una charla explicativa de las distintas excursiones que podíamos contratar a través de la agencia de viajes. Poco antes habíamos estado tomando el sol un rato en la mágnifica playa del hotel, que los primeros días tenía el inconveniente de estar llena de algas, debido a la tormenta tropical que pasó días anteriores. Playa con agua tibia y cristalina, arena blanca y vistas paradisiacas.

La charla dio como resultado contratar tres excursiones : Cobá-Aldea Maya, Tulum-Xel-ha, y Chichen itza. Escogimos estas por ser las más emblemáticas y por poder disfrutar algún día íntegro de los increibles servicios de nuestro hotel todo incluido. Un consejo para viajantes venideros: excursiones como Coba-Aldea Maya, son importantes contratarlas via Agencia de Viajes Iberojet, realmente vale la pena. Las otras excursiones pueden hacerse sin problema por cuenta del viajero. Y uno de los transportes más idóneos para ello es el taxi. Las excursiones concertadas suelen ser muy rápidas, no dejándote admirar con el detenimiento que se querría algunos de los lugares más importantes de la zona.

Os recomiendo sin lugar a dudas el hotel donde nos hospedamos para realizar vuestra reserva. El hotel, que se va a ampliar en breve, consta de una piscina impresionante (hay que andar algún que otro minuto para recorrerla), con dos bares en su interior, posee 8 restaurantes temáticos, dos buffets, dos snacks bar junto a la piscina y la playa, salones de juegos, discoteca, playa propia, y un sin fin de encantos más que te invitan a pasar unas vacaciones inolvidables. El consejo para el primer día de estancia real en el hotel es disfrutar de él. Es un día perfecto para nadar en la piscina, refrescarse con las piñas coladas que se tercien, recorrer el hotel de cabo a rabo (cosa no tan sencilla, debido a su extensión. De las habitaciones a la playa hay que recorrer 10 minutos de hotel), bañarse en la playa, comer y descansar...porque el descanso y el alimento van a ser primordiales para poder afrontar los 6 días de aventura que nos quedan.


Día 13 de julio. Excursión Coba - Aldea Maya

Sin duda, una de las excursiones más completa y divertida de las que disfrutamos. La cita era a las 6:45. Salimos en dos furgonetas rumbo a la selva. Al cabo de una hora y media aproximadamente llegamos a un claro, donde los guías aparcaron los coches. Y allí nos esperaban las canoas. En parejas, fuimos remando por entre los juncos, a través de riachuelos, manglares y lagunas, hasta un embarcadero donde nos esperaba un nativo para seguir nuestra aventura. Anduvimos unos quince minutos a través de la selva, espesa y con un montón de ruidos a nuestro alrededor. Nos acordamos entonces que los guías nos habían explicado todas las clases de serpientes venenosas con las que nos podíamos encontrar. No sé por que lo hicieron.

Llegamos a un claro donde nos esperaba otro nativo de origen maya. Al lado del claro, una cueva. Un cenote : cueva donde discurren ríos subterráneos. Bajamos de uno en uno por un estrecho tunel hasta topar con las escaleras, que de espaldas tuvimos que bajar. A oscuras, solo iluminados por velas, llegamos hasta la zona de agua. Allí, uno de los guías encendió un foco, momento en el cual pudimos admirar la belleza de la poza de agua dulce. No pudimos resistir el bañarnos en ella. Después de una explicación de alguno de los ritos que se hacían en el lugar, subimos de nuevo. El nativo nos esperaba arriba para hacer un rito de bendición y protección utilizando hierbas del lugar. Un momento curioso e inolvidable.

Lo que vino después nos liberó de la adrenalina acumulada en un momento. Unos minutos más tarde nos esperaba una tirolina y una cuerda para hacer rapel. Toda una experiencia. Pero todavía daría más de sí nuestro día.

Los guías nos llevaron hasta las ruinas mayas de Cobá, asentamiento que se conserva en el estado más salvaje, rodeado de selva. Allí, asistimos a la charla de un guía especializado que nos adentró un poco en la historia de las ruinas. Luego, tuvimos tiempo libre para poder visitar el resto del recinto por nuestra cuenta, para lo que alquilamos unas bicicletas por un módico precio. Tras unos 10 minutos de pedaleo llegamos hasta el emblema de estas ruinas, la gran piramide de Cobá. Para no perdernos nada subimos los más de 100 escalones que nos llevaron hasta una de las vistas más espectaculares de nuestro viaje.

Para completar el día pudimos realizar unas compras en las tiendas del recinto (muy aconsejable, buen precio) y tomarnos unos tequilas junto a los guías que nos llevarían de vuelta al hotel. Como comprendereis, solo nos quedaron ganas de ducharnos, comer algo en el buffet y dormir. El día fue agotador.


Día 14 de julio. Parque Ecológico Xcaret
A eso de las 10:00 salimos con destino al Parque Ecológico de Xcaret. El traslado, en taxi, 250 pesos (25 dólares). La entrada a este espectacular Parque Acuático tiene un precio de unos 49 dólares. En este parque nos pudimos encontrar con las siguientes actividades, que hacen de él una visita obligada: Voladores de Papanta (4 hombres se tiran desde una altura considerable dando vueltas alrededor de un totem atados a una cuerda).
Jaguares y panteras, mariposario, delfinario, acuario y todo lo que termine en -ario (jeje), piscinas naturales, ríos subterráneos (que se recorren en más de media hora), pozas para realizar snorkel, posibilidad de nadar con delfines y de realizar buceo con bombona, playas paradisíacas, restaurantes, tiendas...

Espectáculo nocturno, al que no pudimos asistir, pero que según nos contaron merecía la pena (en otra ocasión). Y muchas actividades más.

Lo bueno de estas zonas de ocio es la posibilidad de usar el teléfono y de sacar dinero en los cajeros automáticos que posee en la entrada. Además, las tiendas ofrecen artículos muy originales y atrayentes.

A las cuatro salimos del Parque y volvimos en taxi al complejo hotelero. Pudimos disfrutar entonces de la piscina hasta la hora de cenar. De nuevo, cansados por todo el día, nos acostamos temprano. Al día siguiente tendríamos que madrugar.


Día 15 de julio. Tulum - Xel-Ha
Otra excursión muy recomendable. Traslado en autobús (de unos 45 minutos) hasta la zona arqueológica de Tulum. Un enclave maya situado con vistas al mar. Tuvimos poco tiempo para disfrutar de estas maravillosas ruinas y playas, pero suficiente para admirarlas. Recomendable el repelente de mosquitos.
Una vez terminada la visita a las ruinas, el mismo autobús se dirigió con destino al Parque ecológico Xel-Ha. Este parque, un poco más barato, sorprende por todas las actividades y servicios que ofrece. Partiendo de los mismos servicios de nado con delfines y buceo que el parque de Xcaret, Xel-Ha ofrece saltos acuáticos desde rocas, saltos con liana, entrada a cuevas, ríos, senderismo, snorkel en zonas de fauna marina increíble, restaurantes temáticos, calas perdidas, y un sinfín de experiencias a descubrir. Cabe resaltar sus tiendas, ya que ofrecen unas camisetas muy originales y exclusivas. Y cabe no resaltar mucho la comida, no muy destacable.
Eso sí, si tenéis pocos días y quereis ir a un parque ecológico, en mi opinión, deberíais elegir Xel-Ha. Es más "natural" por así decirlo.

A las 18:00h estabamos en el hotel. Un baño en la piscina... una suculenta cena... una copa en la discoteca... y a las 22:30 a la cama. El cansancio nos vencía.


Día 16 de julio. Día libre

El jueves lo utilizamos como día para disfrutar de nuestro hotel. Sería un día de sosiego en playa y piscina. Este día podría haber sido utilizado para trasladarse a Cancún o al pueblo de Playa del Carmen, pero comentarios de compañeros que habían ido días anteriores no eran muy halagüeños. Acoso por parte de vendedores de artesanía, sensación de inseguridad, y lo más importante, no destacan por su belleza. Por ello, decidimos disfrutar de nuestro "pedazo" de hotel.

No obstante, hubo tiempo para cansarse y disfrutar del Tequila. A la caída de la tarde, pudimos disfrutar también de un entretenido partido de Baloncesto acuático y más tarde, de uno de Voleyball acuático.

Esa mismo noche, pudimos degustar una deliciosa carne en el Restaurante "Steak House" y de una copa en el Lobby del Hotel Paraiso del Mar. Esta vez aguantamos más sin acostarnos, nos fuimos a dormir a las 00 horas.


Día 17 de julio. Chichen Itza
A las 7:30h ya estabamos en camino. Esta excursión es una de las que no conviene perderse, ya que podíamos decir que es el emblema maya de la Península del Yucatán. Dos horas y media de viaje nos hicieron llegar a estas ruinas. Dos horas y media de martirio histórico ya que el guía no nos dejo descansar ni un momento contándonos la historia completa del estado mexicano. Chichen Itza es un lugar mágico. Es el lugar donde más comprendes la cultura maya. Una cultura compleja, interesante, oculta, mágica. Y lo descubres cuando te colocas en el centro del "Juego de la Pelota" y chocas tus manos. Suena 7 veces el eco. Y lo mismo pasa si te sitúas ante la Gran Pirámide de Chichen Itza.
Algo mágico que te deja dándole vueltas a la cabeza. Y luego, si tienes valor, es recomendable subir los 91 escalones de la pirámide, que en sus 4 lados suman 365 (como los días del año). Desde arriba se divisa todo el esplendor de esta cultura y se respira un aire mágico (además de caliente). Bajar de ella es más complicado, la mayoría obta por bajar casi sentado.

Un consejo, esta excursión no estaría mal realizarla por cuenta propia, pagando un taxi. Ya que apenas te da tiempo de escuchar las explicaciones del guía, y después no te da tiempo de admirar todo el asentamiento, ni tampoco de comprar artesanía( muy recomendable, la artesanía es elaborada por los propios vendedores y tiene muy buen precio).

Tras hacer compras, llamar por teléfono y comer (no recomendamos el comer en el hotel del asentamiento. La comida no es muy sabrosa y el lugar no muy apropiado), subimos al autobús que, acompañado de una copiosa lluvia nos llevó a nuestro hotel.

Al llegar al hotel tuvimos tiempo de descansar, cenar todos juntos en el buffet, y prepararnos para afrontar nuestra última noche en el paraíso. Para empezar unos tequilas en el lobby, y algo que llamaban banderas, que también tiene tequila. Luego unos bailes en la discoteca. Y para finalizar nuestra última noche, un baño a las 3:00 de la mañana en la piscina. Todo un lujo muy recomendable.

Al irnos a dormir, y antes de volver a nuestro país, pudimos soñar con nuestra vuelta algún día.


Día 18 de julio. La Despedida

A las 16:00 horas salía el autobús hacia el aeropuerto. Teníamos la mañana para disfrutar de nuestro último día mexicano. Último vistazo a la playa, últimos baños en la piscina, últimas fotos, últimas compras. Casi nos faltó despedirnos de la habitación. A las 19:00 horas abandonamos Cancún, echando un último vistazo a la selva que se extendía a los lados de la pista del despegue. ¡Qué pena!

Gracias a Sergio por su contribución






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